03 mayo 2007

escribo sentada en los peldaños de la escalera...

"Este año desarrollamos en la Biblioteca Nacional de Cuba la 9na edición del concurso Leer a Martí donde participaron un total de 694 422 entre niños, jóvenes y adolescentes [...] Aquí quiero compartir con ustedes uno de los trabajos presentados el cual fue de los galardonados en tercer nivel". Enviado por: Eddy Rodríguez de la BNJM

"Yo soy Emma, escribo sentada en los peldaños de la escalera, apoyando mis manos en esta hoja. Adoro escribir mi nombre, mi nuevo nombre. Ante la imposibilidad de poder decirlo y escucharlo como música para mis oídos, me refugio en su escritura, considerándolo como un colirio. Yo soy Emma, vuelvo a escribir. Sé que quienes me conocen ven en mi a una joven tímida, temerosa e inseguraante la vida. Debo reconocer que era esa la perfecta descripción de mi persona. A veces me enfadaba, desatando mi furia sobre todo lo que encontraba alrededor, con los ojos que parecían salirse de sus órbitas y cerrando los puños hasta estallar. Pero la mayor parte del tiempo andaba cabizbaja, cansada de ver rostros atónitos, despreciantes y miradas saturadas de compasión. No me consideraba una persona normal hasta que leí del Apóstol un poema que parecía estar escrito para mí: "A Emma". "(…) No me mires, niña mía, en tu mutismo fuente de dolores, no llores las palabras que te digan ni las palabras que te falten llores. (…)". Estaba segura de que él conocía mis sentimientos, se compadecía de mi dolor y me aconsejaba como padre.
"No sientas que te falte el don de hablar que te arrebata el cielo (...)" Me decía, mientras leía podía imaginarlo como si estuviera justamente allí: con gesto indulgente y rostro colmado de sabiduría. Su voz era la melodía más suave. El podía verse en mis ojos como una estrella. "(…) Si brillan en tu faz tan dulces ojos (…) no los nublen jamás tristes enojos que todas las mejores palabras de mis labios, no son una mirada de tus ojos...". Yo soy Emma, escribo una y otra vez mientras dibujo corazones, flores y doblo las esquinas de las hojas. Emma no es mi verdadero nombre, ¿pero eso qué importa? He querido así porque soy una persona diferente: más fuerte, con visión positiva ante la vida. Alguien que no cree en complejos absurdos ni en prejuicios banales. De una vez por todas me he aceptado tal cual soy y he reconocido mi igualdad. He aprendido a crecer ante las dificultades, gracias a él. Sigo sentada en la escalera. Me inspiran una bandada de palomas que parecen perderse entre las nubes. El ritmo de mi corazón se acelera. Respiro profundo y continúo escribiendo… Yo soy Emma, la hija de Martí."