Los cuentos transitan entre la realidad y lo soñado, el problema está cuando queremos vivir de lo soñado...
El Contrabandista
Nasrudín solía cruzar la frontera todos los días, con las cestas de su asno cargadas de paja. Como admitía ser un contrabandista cuando volvía a casa por las noches, los guardas de la frontera le registraban una y otra vez. Registraban su persona, cernían la paja, la sumergían en agua, e incluso la quemaban de vez en cuando.
Mientras tanto, la prosperidad de Nasrudín aumentaba visiblemente.
Un día se retiró y fué a vivir a otro país, donde, unos años más tarde, le encontró uno de los aduaneros.
- Ahora me lo puedes decir, Nasrudín, ¿Qué pasabas de contrabando, que nunca pudimos descubrirlo?
- Asnos - contestó Nasrudin.
[..]“Vivimos en un sueño del que a veces despertamos” - dicen algunos textos sufíes. Para los sufíes, los condicionamientos sociales, culturales y educativos nos mantienen inmersos en un constante sueño dentro del cual creemos estar despiertos. Según las corrientes sufíes, solamente salimos de este sueño cuando, anonadados por el éxtasis de dios, podemos despertar de vez en cuando."[..] Los Cuentos de Nasrudín: para caminar en la hilera entre la Locura y la Libertad
Diego Parra Duque
19 abril 2006
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