18 julio 2006

Conocí, en Brasil, a una mujer indígena que cuando era niña, le habían leído un libro y para ella era el mejor recuerdo de toda su vida.

Ya adulta, y sin saber leer, se había fabricado un libro cosiendo hojas y cortezas, pegando en ellas flores, briznas de hierbas y raíces. Y cada día dedicaba un tiempo a sentarse a la orilla de un rió y pasar sus hojas, mirar sus imágenes….a leer. A leer de otra manera, a leer en la vida y en su imaginación.

¿Hay alguna diferencia con la lectura de un libro que a nosotros nos apasione?.

MICHEL PETIT. Conferencia en Guadalajara, 2006.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísima imagen... Sí señor.
Me ha hecho pensar en la novela de Sepúlveda "El viejo que leía novelas de amor"

Saludos desde Tökland

Tao dijo...

Michèle Petit en su conferencia magistral "Lo mío, lo tomo siempre de otras manos", del III Encuentro de Promotores de Lectura, en el marco de las actividades de la 19 Feria Internacional del Libro de Guadalajara. © Michel Amado Carpio/FIL
Fotografia:
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