El ejemplo del entorno familiar, una buena red de bibliotecas y la recuperación de la literatura oral son algunos de los elementos fundamentales para fomentar la lectura entre niños y jóvenes, según coinciden en destacar algunas asociaciones de expertos, escritores, editores y docentes.
Para José Antonio Marina, filósofo y ensayista los planes educativos deberían hacer menos hincapié en los clásicos y dar más preferencia, al principio, a la "literatura del ocio", y según Gustavo Martín Garzo, otro escritor comprometido con la educación para la lectura, un papel impagable lo desempeña la narración oral, los cuentos que padres, abuelos u otros miembros del entorno familiar relatan a los más pequeños.
Marina cree que los profesores de Secundaria deberían "separar la lectura de las clases de Lengua y de Historia de la Literatura". "Los clásicos son indiscutibles, pero son obras difíciles, escritas muchas veces en un lenguaje complicado, y plantean problemas que resultan lejanos. En cambio, la literatura de ocio puede ser muy valiosa como introducción al mundo del libro", afirma.
Para José Antonio Marina, filósofo y ensayista los planes educativos deberían hacer menos hincapié en los clásicos y dar más preferencia, al principio, a la "literatura del ocio", y según Gustavo Martín Garzo, otro escritor comprometido con la educación para la lectura, un papel impagable lo desempeña la narración oral, los cuentos que padres, abuelos u otros miembros del entorno familiar relatan a los más pequeños.
Marina cree que los profesores de Secundaria deberían "separar la lectura de las clases de Lengua y de Historia de la Literatura". "Los clásicos son indiscutibles, pero son obras difíciles, escritas muchas veces en un lenguaje complicado, y plantean problemas que resultan lejanos. En cambio, la literatura de ocio puede ser muy valiosa como introducción al mundo del libro", afirma.
Marina asegura que leer "desarrolla la inteligencia y mejora la convivencia", y también recomienda a los padres contar cuentos y "esas historias tan divertidas de emociones y aventura".
"El problema hoy es que los chicos tienen fuentes maravillosas de diversión más fáciles que la lectura, como la televisión o los videojuegos", comenta Marina, para quien "una democracia sin lectores es insegura, y una sociedad movida sólo por imágenes sería violenta, sin capacidad de crítica y sometida a todo tipo de manejos". Marina encuentra que los planes de estudios "no explican bien por qué hay que leer" y dan a la lectura un valor sólo instrumental, no absoluto".
También el novelista Gustavo Martín Garzo defiende la idoneidad de la literatura oral para iniciar a los niños en el mundo literario y en las letras en general.
AGENCIA EFE
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