14 diciembre 2006

Goldin: reflexiones sobre políticas del libro y la lectura

El libro y la lectura. Diez puntos a favor de una política de Estado.
Por Daniel Goldin.
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“El Estado invierte, los sexenios pasan y en México las cifras de lectura no dejan de empeorar. Daniel Goldin ofrece en este ensayo un cambio de paradigma para abordar este espinoso asunto, al tiempo que propone una serie de medidas prácticas y concretas.”
Letras Libres.Diciembre 2006.
“Propongo algunos puntos para vertebrar no sólo la discusión, sino la definición de las futuras políticas públicas del libro y la lectura.”
1. Visión a largo plazo.
“Diseñar políticas para el libro y la lectura sin tener en cuenta el largo plazo y la economía de esfuerzos para potenciar sus recursos es condenarse a persistir en el rezago. […] Mirar a largo plazo no es sólo tener visión del lugar al que se quiere llegar. Es preciso definir rutas eslabonadas, establecer metas y etapas cuantificables y prever los recursos para hacerlo. […] El largo plazo es una suma de cortos plazos concatenados. Para alcanzar la meta es necesario revisar con cuidado el terreno que se pisa y sobre el que se quiere construir. La autopista más larga se construye metro a metro, con estudios geológicos en la mano. “
2. Priorizar.
“Es preciso reducir las desigualdades sin detener el avance. Hacerlo no es sólo una concesión política, es un requerimiento para el desarrollo económico. Un estudio recientemente publicado en Canadá (www.cdhowe.org) demuestra que, para el crecimiento económico de un país, es más importante el aumento en las habilidades de lectura y matemáticas en el grupo poblacional menos calificado que el incremento en la preparación de profesionistas muy calificados. La conclusión es que, si no se acorta de manera importante la brecha entre la población muy calificada y la poco calificada, no es posible aumentar sustancialmente la productividad de un país.
Para lograrlo lo que apremia es determinar la mejor manera de invertir los recursos limitados. En pocas palabras se trata de establecer criterios de racionalidad económica subordinados a metas políticas, de incrementar la productividad de la inversión para alcanzarlas. ¿Cómo se puede mejorarla? Al menos de dos formas. "
3. Sistémica. Cuando se habla de la cadena del autor al lector conviene recordar que una cadena es tan sólida como el más débil de sus eslabones. […] Una de las medidas fundamentales es clarificar la cadena. Todavía muchos funcionarios confunden al impresor con el editor, y a éstos con los libreros. La prioridad es crear dispositivos para generar sinergias. Lo que suceda en un aula debe tener repercusión en las librerías y en las bibliotecas, y viceversa.
4. Integralidad.
“Aunque persista el déficit de bibliotecas, cada una de las existentes debe funcionar íntegramente. Cien bibliotecas mal atendidas y pobremente surtidas sirven para incrementar el índice de bibliotecas por habitante, pero no para transformar el comportamiento lector de la población. […] Desde una perspectiva que contempla el largo plazo, tiene mayor rédito privilegiar inicialmente la inversión en una biblioteca modelo, que entre otras cosas sirva para formar a personal capacitado que después se integre a otras que, por supuesto, deben existir. Eso fue lo que aconteció en Medellín, en Colombia, cuando con los auspicios de la Unesco se fundó la Biblioteca Central. Una de las condiciones que impuso la Unesco fue crear la Facultad de Biblioteconomía en la misma ciudad. Cincuenta años más tarde, Colombia cuenta con el movimiento bibliotecario más vital de América Latina. “
5. Formación de capital humano.
“Pocas cosas son más decisivas en el mundo del libro y la lectura que la calidad de las personas. Si se trata de incrementar la productividad de la inversión, ése es un sector que se debe privilegiar.”
6. Autonomía. “Leer y escribir es una forma de adquirir autonomía. El desarrollo lector multiplica la capacidad de leer y leerse, nos da la posibilidad de ser un poco más dueños de nuestras vidas, de ser sujetos. Ése debería ser el sentido de una política de lectura democrática. […] En una sociedad lectora se respeta y propicia la autonomía, la diversidad y la pluralidad, que por cierto no quiere decir la proliferación de voces diferentes, sino que haya diálogos fructíferos entre ellas. “
7. Valor.
“Nadie puede convencer a otro del valor de la lectura con discursos, para valorarla es indispensable tener una experiencia de lectura real. Más que el precio e incluso que su capacidad económica, lo que determina que alguien compre o no libros es la calidad y hondura de esas experiencias. Eso implica una perspectiva centrada en el usuario, sea lector precario o un gran lector. “
8. Cultura letrada y cultura escrita. “Ahora que la palabra escrita es un asunto de ciudadanía, se insiste en confundir la formación de lectores con la cultura letrada. Mantener esa identificación es reforzar la distancia frente a la palabra escrita, reactualizar exclusiones y humillaciones añejas.”
9. Cultura y educación. “En una sociedad en desarrollo que requiere de formación permanente, las fronteras entre educación y cultura no son evidentes. Sin un ambiente cultural propicio, todo esfuerzo educativo va cuesta arriba. Sin una educación adecuada, la vida cultural siempre será pobre. Es preciso auspiciar relaciones virtuosas entre los dos sistemas.”
10. Mercado.
“[México]. Lo grave es que, a pesar de tantos recursos invertidos a lo largo de tantos años, no exista un mercado editorial sano, con suficientes puntos de encuentro con los libros a lo largo y ancho del territorio nacional ni una oferta editorial diversa. Lo grave es que hoy seamos una nación que importa muchas veces más libros de los que exporta, a pesar de que muchos de nuestros autores publican en España.”
Resumen por Mariela Ferrada
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